El pasado domingo, 16 de Diciembre, se publicó en El Norte de Castilla esta entrevista que me hizo Javier Asúa el viernes. Debo agradecerle que haya recogido bastante fielmente lo que intenté transmitir, porque no siempre es fácil. La recojo íntegra en el blog por si no la visteis en papel ni en la web de El Norte.
La foto, tomada en la Plaza Mayor de Valladolid, es de Fernando Blanco.
«El Ayuntamiento de Valladolid debería tener paredes de cristal y ser permeable a lo que reclama la calle»
La concejala de IU María Sánchez reclama al PP que valore la participación «como una oportunidad y no como una amenaza»
Es la voz más joven del pleno, pero la convicción de su tono y el timbre firme en sus intervenciones llega a hacer sombra a las más veteranas de la corporación. María Sánchez (Valladolid, 1981) peleó en el movimiento estudiantil y ahora lucha en el ámbito municipal junto a sus compañeros de la bancada zurda, Manuel Saravia y Alberto Bustos. Esta licenciada en Derecho lo tiene claro: «Es un momento de catarsis, el político debe bajar del pedestal y escuchar a la calle».
Ya rodada en el cargo, ¿parece que sigue sorprendida de cómo funciona el Ayuntamiento?
Por mi experiencia en la universidad y en otros colectivos, la verdad es que me sorprende que un Ayuntamiento como el de Valladolid funcione tan mal. El 80% de nuestra oposición podría ser demandar que te envíen convocatorias a tiempo, que te faciliten información para hacer tu trabajo o que, simplemente, te escuchen. En año y medio no dejo de sorprenderme y, sobre todo, no me resigno frente a ese muro que hace oídos sordos al aire fresco que llega de la calle y que pide cambios.
Al PP les ponen ustedes nerviosos. Son un poco mosca cojonera.
Aunque les podamos llegar a poner nerviosos, yo creo que lo importante es construir. La critica gratuita no la entiendo. El no de Izquierda Unida siempre va acompañado de una alternativa.
No dejan un tema sin abordar e incluso propuestas suyas aparecen después en iniciativas del equipo de gobierno.
Ya dijimos que íbamos a ir a por todas y en ciertos puntos hemos llegado a influir. Al PP le gusta hablar de lealtad. La lealtad también es dar la razón o aceptar las propuestas de otros y creo que no saben hacerlo. Un ejemplo, los 1,5 millones de euros del fondo de Ordenación Territorial. Propusimos en comisión y en pleno que se destinasen a empleo. No dicen ni que sí ni que no y doce horas antes presentan una enmienda en el mismo sentido para que votes la suya. A mi juicio, eso es una falta de educación.
A los colectivos de izquierda de esta ciudad parece que les cuesta reconocer las cosas que sí se hacen bien. Por supuesto que sí se hacen cosas bien.
Hoy mismo (por el viernes) el Ayuntamiento va a firmar con Fiare un convenio sobre microcréditos que apoyamos. Pero creo que cuando la intolerancia reina, la gente se arma, porque está harta de que le desprecien y que, incluso, le insulten por construir. La participación hay que valorarla, venga de donde venga, y en el Ayuntamiento se ha visto como una amenaza en vez de como una oportunidad.
Pero, hasta ahora, el liderazgo de León de la Riva es incuestionable.
Siempre nos los recuerdan. Cuando no encuentran en otro argumento, sacan el de la mayoría absoluta. Reconocemos lo que dicen las urnas, pero eso no es una carta en blanco. Acabamos de llevar una moción para que los presupuestos sean más participativos y se negaron en redondo. Si dicen que cuentan con ese respaldo ciudadano, ¿qué miedo tienen a que sus propios votantes les hagan propuestas en las prioridades de gasto con la que está cayendo?
¿Qué miedo cree que tienen?
El de la mala conciencia. Hay cuestiones que está haciendo el PP que no se pueden aceptar. No se puede salir de la crisis con más miseria para las familias. Están blindados porque se dan cuenta de que con sus políticas de recorte esta situación no va a mejorar.
Puntúe la ciudad de uno a diez.
Un siete. Siempre he valorado el otro Valladolid, ese movimiento alternativo que hay… Es una ciudad recogida y cómoda para vivir, pese a la intolerancia municipal.
Para llegar al sobresaliente…
Sobre todo, oportunidades, mucha gente se está yendo y eso nos va a pasar factura.
Ese es su caballo de batalla. El otro día criticaban que el Plan Anticrisis fuera tan lento en su aplicación.
No es entendible que se diga en mayo de 2011 que se va a hacer ese plan para una legislatura y que estemos a finales de 2013 y aquí no se haya hecho nada. No se puede engañar. Insistimos en nuestra idea de que ‘la constelación verde’, ese programa de cesión de parcelas, es fundamental porque un local para el que emprende es muy importante. Si los jóvenes nos tenemos que ir, si los más mayores se quedan sin empleo, la ciudad no avanzará.
¿El 15-M es IU, IU es el 15-M?
Son interpretaciones interesadas. El 15-M nació como repulsa al sistema. Personas, sin siglas detrás, han decidido salir a la calle para protestar. Estamos viendo que gente sin experiencia organizativa está parando desahucios. Comparto muchas cosas con el movimiento y hacen muy bien en ser apartidistas.
El desapego a la clase política se esta transformando en asco. Eso es muy grave. ¿Recuperarán algún día la credibilidad?
Los motivos han sido la falta de transparencia en las instituciones y el no atender las prioridades de la gente. Cuando el ciudadano ve que el que gobierna lo hace con otros intereses a los que él tiene en su casa ese desapego se dispara. No puedes pretender que te voten cada cuatro años y luego olvidarte.
¿La solución?
Un cambio radical. Fuera privilegios y asesores a dedo. Que se sepa qué se hace dentro. El Ayuntamiento debería tener las paredes de cristal y ser permeable. Si la gente entiende que sus prioridades son las mismas que las de las personas que les representan, todo mejorará. Si siguen viendo que están en un pedestal y salen en la tele hablando de temas que a nadie importan o justificando cosas injustificables, nada cambiará.
El pulso del equipo de gobierno…
Hay resignación. No se puede gobernar como en la época de las vacas gordas. Ahora no proyectan una cúpula del Milenio, pero derrochan en cuestiones innecesarias. Maldigo la política de la gente que no se mancha. En momentos excepcionales, hacen falta soluciones excepcionales . Si tienes que destinar un 30% o 40% a servicios sociales y un 50% a empleo, hay que arriesgar. No se puede pedir a la gente que se apriete el cinturón y mantener la misma política. Las cosas no están para ascensores en la Catedral, mientras se recortan el 30% las ayudas a los colectivos que están dando el callo. Solo hay que salir los barrios para ver que la gente lo está pasando mal. Cualquier político que no repare en esto, no merece estar ahí. Esa falta de sensibilidad, actuar con frialdad contable, no es el camino.