Se llamaba Lina. No sabemos (al menos yo no sé) mucho de ella, solo que un 12 de septiembre la sacaron por la fuerza de su casa junto a su marido y les fusilaron. En casa quedaron tres hijos; la menor de ellas, que entonces tenía 13 años, ha tenido que esperar 80 más para saber dónde estaban los restos de su madre. Sus hermanos murieron sin saberlo.
Su historia es una de tantas en nuestro país y sale ahora a la luz gracias al trabajo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en el cementerio de El Carmen. A partir de algunos efectos personales y su ADN han identificado a una de las muchas víctimas anónimas encontradas en varias fosas comunes. Nuestro país está repleto de ellas y, como denunciaba hace apenas tres años el relator de Derechos Humanos de la ONU, nunca ha habido una política de Estado para esclarecer este tipo de hechos. Todo queda en manos de asociaciones y familiares de víctimas, hasta el punto de que el modesto convenio del Ayuntamiento de Valladolid con la ARMH es excepción.
Se da la casualidad de que Lina no era vallisoletana, sino de un pequeño pueblo palentino. Pero, ¿cuántas personas de nuestra ciudad pueden estar aún sin identificar en esas fosas o las de cualquier otra localidad? ¿Acaso no es de mera humanidad que facilitemos a sus familiares algo tan básico como localizar el lugar donde acercarse a llevarles flores?
Por desgracia, en nuestro país se sigue entendiendo que hablar de esto es remover el pasado, reabrir heridas. No somos capaces de ver a la hija de Lina simplemente como eso, una hija, que seguramente habría tenido mayor paz interior si hubiera podido acudir algún que otro 1 de noviembre, o cualquier otro día, al cementerio de El Carmen a recordar a su madre asesinada.
Se estima que existen más de 2.000 fosas comunes repartidas por nuestra geografía, cada una de ellas con docenas de cuerpos. Solamente en nuestro cementerio se han localizado 186 en unos pocos meses. Y detrás de cada uno de esos números hay una historia, unas familias, una desazón. Nuestro país tendrá también paz interior cuando sea capaz de mirarle de frente a su pasado y dejar de ignorar cada una de esas historias.
María Sánchez Esteban
Concejala de Medio Ambiente y Sostenibilidad en el Ayuntamiento de Valladolid
Portavoz de Valladolid Toma La Palabra en el Ayuntamiento de Valladolid
Artículo publicado en El Norte de Castilla.
Fotografía de Leo Juan.