Nos unimos así a ciudades como Valencia o Vitoria con procesos destinados a acordar un modelo alimentario más sano, más justo y sostenible en nuestra ciudad.
La forma en la que nos alimentamos ha cambiado notablemente en las últimas décadas, pero ha sido de forma silenciosa, sin que apenas reparemos en ello y, sobre todo, sin que la sociedad haya tenido la oportunidad de debatirlo. Es cierto que hoy contamos con una mayor diversidad de alimentos en los supermercados, que podemos abastecernos de productos exóticos y disfrutar de alimentos de otras culturas y continentes.
Pero estos cambios han llevado consigo una pesada carga que también hay que tener en cuenta: el 30% de los gases de efecto invernadero proceden de la cadena alimentaria; alimentos que recorren miles de kilómetros para llegar a nuestra mesa mientras que las huertas tradicionales de Valladolid van desapareciendo bajo el hormigón; miles de agricultores y ganaderos de cercanía que pierden su empleo, comercio local que languidece frente a la irrupción de un sistema de distribución alimentario globalizado, homogeneizado, de forma que nuestra alimentación queda cada vez concentrado en menos manos; Comida que está asociada a nuevos desórdenes alimentarios (alergias, obesidad, etc.) que se ceban además en los sectores sociales más desfavorecidos.
Para resolver estas cuestiones, pero sobre todo para lanzar un debate al respecto en la sociedad vallisoletana, el Ayuntamiento de Valladolid va a poner en marcha un proceso participativo para la redacción de su propia Estrategia Alimentaria Local, en consonancia con el acuerdo aprobado por unanimidad en el pleno municipal de 10 de enero “en defensa de la soberanía alimentaria y dinamización de los territorios agrarios”.
Para ello cuenta con la colaboración del Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid y la fundación entretantos y la financiación de la Fundación Daniel y Nina Carasso.
El proyecto tiene una duración de diez meses, de forma que a primeros del próximo año podamos contar con un documento de Estrategia Alimentaria Local que defina los pasos que hay que ir dando para conseguir un sistema alimentario más cercano, más justo y más sostenible.
Los primeros pasos consistirán, hasta el verano, en una investigación de la situación actual del sistema alimentario, tanto en lo referente al origen de los alimentos que entran diariamente en la ciudad, como la capacidad del territorio para alimentaros o la opinión de la ciudadanía al respecto, a través de un cuestionario enlazado en la web municipal.
Pero este proceso descansará fundamentalmente en la participación de la sociedad vallisoletana: en los próximos meses convocaremos a representantes de sectores relevantes como comerciantes, hosteleros, agricultoras, sector sanitario y consumidores de la ciudad para redactar conjuntamente este documento de Estrategia Alimentaria Local. Se llevarán a cabo una decena de mesas de trabajo y talleres de deliberación para ir construyendo, desde el consenso, un documento que deber servir para orientar el sistema alimentario de la ciudad hacia criterios de equidad, sostenibilidad y cercanía.
Más allá del documento, este proceso quiere extenderse en los próximos años, con medidas concretas como las que ya se están poniendo en marcha en otras ciudades, para hacer realidad ese tránsito hacia una alimentación más cercana, más justa y más sostenible.
Artículo publicado en Delicias al Día de abril de 2017.